Este mes os vamos a hablar sobre uno de los animales más curiosos del mundo, el Ambystoma mexicanum, conocido como ajolote mexicano, fue llamado por los antiguos mexicanos axolotl (del náhuatl, “monstruo de agua”), solo vive en México, concretamente en los lagos de Xochimilco, por lo que esto limita mucho y pone en riesgo a dicha especie, pues está considerado como un animal en peligro de extinción en su hábitat y está protegido, debido a la reducción de su hábitat y contaminación, la introducción de especies invasoras, e incluso su consumo. Hoy en día existen planes de conservación que evitan la extinción de esta especie.
Hace años se pensaba que esta especie eran ejemplares en fase larvaria de Ambystoma tigrinum, pero actualmente están bien diferenciadas como diferentes especies, pues Ambystoma mexicanum son el único anfibio conservan los rasgos larvales durante su vida adulta, esto se debe por una falta de la hormona estimulante de la tiroides (TSH), compuesto vital en el desarrollo normal de los anfibios.
El ajolote es neoténico y pedomórfico —mantiene los rasgos juveniles—, pero esto solo se aplica en la naturaleza. Según el portal científico Animal Diversity, en el laboratorio se puede inducir la metamorfosis de esta especie mediante inyecciones de hormona tiroidea. Esto provoca la reabsorción de las branquias y otros cambios morfológicos notables.
Esta condición, que se conoce como neotenia, significa que conserva su aleta dorsal de renacuajo -que recorre casi la totalidad de su cuerpo- y sus branquias externas, que sobresalen de la parte trasera de su ancha cabeza en forma de plumas.
Aunque normalmente miden sobre 15 cm, se han encontrado ejemplares de hasta 30 cm de longitud. Llegan a vivir hasta 15 años y se alimentan principalmente de pequeños moluscos, peces o insectos. Además cabe destacar que se alimentan mediante el mecanismo de succión, gracias a su compleja morfología craneal, estos anfibios son capaces de abrir la boca muy rápidamente, con lo que arrastran el agua colindante a su cavidad bucal por fuerzas y diferencias de presiones.
Hay que tener en cuenta en el mantenimiento de esta especie, que viven en aguas más frías, de 18 a 20 grados, por lo que no debe sobrepasar los 22/23 grados.
En cautividad sobretodo, podemos encontrar diferentes coloraciones, que van desde melanísticos, diferentes albinismos, axánticos o leucísticos.
La característica del ajolote que más llama la atención es su capacidad regenerativa; el ajolote no cicatriza y es capaz de regenerar extremidades perdidas enteras en un período de meses, y en ciertos casos, estructuras más vitales, como la cola, miembros, sistema nervioso central y tejidos del ojo, e incluso el corazón y cerebro.
Los ajolotes tienen el genoma (material genético) más largo estudiado, siendo 10 veces más largo que el del ser humano.
En conclusión estamos ante un animal bastante complejo e importante en el ámbito científico, pues tiene cualidades que ningún otro vertebrado en el mundo tiene.